lunes, 9 de enero de 2012

Desde hace un tiempo, la alarma del móvil que funciona como un despertador, ha cambiado por un beso de buenos días. Tierno y madrugador. Perfecto como los demás, mejor que los anteriores pero peor que los que vendrán. El primer placer del día. El segundo es mirarte a los ojos y sentirte cerca mía. El tercero una ráfaga de te quiero, igual de sinceros que los de ayer pero con la fuerza resultante de juntar todos los de antes. El cuarto de los placeres, es un desayuno perfectamente preparado por ti y para dos. Y en esa cama, en nuestra habitación, soy más afortunada que cualquier princesa en el mejor de los cuentos. Compartiendo con mi príncipe un pequeño y maravilloso instante más de la continua felicidad en la que vivo. Felicidad creada por el chico de mi vida. Por el que quiero.

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